La comunidad de Torremolinos rindió homenaje a Mariano Alba, un educador que ha dejado una huella imborrable en el pueblo, bautizando una calle con su nombre en reconocimiento a su extensa y valiosa contribución al mundo de la educación. Situada cerca del Instituto Los Manantiales, donde Alba enseñó a más de 5.000 estudiantes a lo largo de su carrera, la recién inaugurada ‘Calle Profesor Mariano Alba’ se convierte en un símbolo de gratitud hacia su dedicación y servicio.

Homenaje a un Educador Excepcional

Mariano Alba, visiblemente emocionado por el gesto, compartió sus reflexiones, recordando cómo en 1975, tras obtener su plaza en las oposiciones de instituto, eligió Torremolinos para empezar su andadura profesional. A pesar de ser originario de Ronda, Alba sintió una atracción especial por este pueblo que lo acogió con los brazos abiertos, convirtiéndose en su hogar y su destino. Su elección no solo marcó el inicio de su carrera sino también el comienzo de una relación duradera con la comunidad educativa y los habitantes de Torremolinos.

La alcaldesa Margarita del Cid, alabó la influencia transformadora de Alba en el ámbito educativo y en la vida de miles de jóvenes. Resaltando su legado, mencionó cómo Alba, con su enfoque humano y cercano, cambió la percepción de la educación, inspirando a sus alumnos a perseguir sus vocaciones y tomar decisiones que forjarían su futuro. Del Cid rememoró la impresión duradera que Alba dejó en aquellos que tuvieron el privilegio de ser sus estudiantes, muchos de los cuales consideran al profesor parte de su propia familia.

Un Legado de Humanidad y Educación

Reflexionando sobre las circunstancias que moldearon su filosofía educativa, Mariano Alba recuerda cómo su propia experiencia con un sistema educativo rígido y a menudo injusto lo motivó a adoptar un enfoque más compasivo y respetuoso en su enseñanza. Movido por los valores de empatía y bondad, y armado con una ferviente creencia en el poder transformador de la educación, Alba se dedicó a enseñar sobre la importancia de encontrar la propia vocación y seguir un camino definido por decisiones personales significativas.

El evento de inauguración, que contó con la participación de colegas, antiguos alumnos, amigos y familiares de Alba, así como miembros de la comunidad educativa local y residentes de Torremolinos, no solo sirvió como celebración de la carrera de un educador extraordinario, sino también como un recordatorio del impacto profundo que un individuo dedicado puede tener en la comunidad y las generaciones futuras.

En palabras de la alcaldesa, “Mariano, fuiste ese muchacho que experimentó los rigores de una educación formal estricta y eso te guió hacia una misión para remodelar este entorno aprendiendo y enseñando con humanidad y comprensión”. Su historia es una prueba de que la verdadera educación trasciende la entrega de conocimientos; es sobre encender una chispa de curiosidad, comprensión y pasión por la vida.